¿Cuánto sueño necesitamos?


Es difícil establecer parámetros estándares acerca de la duración del sueño. Los investigadores del sueño suponen que hay grandes diferencias individuales en la duración del sueño. Lo mejor es dormir el tiempo suficiente para que cada individuo se sienta descansado, y con una sensación saludable para comenzar el día con fuerzas e ilusión. Los estudios demuestran que las personas que duermen entre 6,5 y 7,5 horas al día viven más años. Sin embargo, hay personas que solamente necesitan entre cuatro y seis horas de sueño.

La dificultad de dormir lo suficiente se debe a causas externas: salud del bebé, trabajo, u otras causas hacen que el día se haga más largo. Por esta falto de sueño se sienten molestias corporales, solamente compensadas cuando por fin se puede dormir las habituales 7-8 horas. Con suficiente sueño uno se puede despertar a la mañana siguiente lleno de energía, fresco, vivo, y recuperado del todo.

También hay personas que tienen que dormir más de lo normal para sentirse recuperados. Einstein fue uno de ellos; se dice que dormía hasta 14 horas, aunque no hay ninguna prueba fiable que establezca relación directa entre sueño e inteligencia. Lo mejor en todos los casos es escuchar al propio cuerpo quien es el que marca las pautas de la necesidad, tanto en tiempo como en forma, de un sueño reparador. Cada uno tiene su biorritmo individual y cualquier recomendación externa puede ayudar, pero en definitiva, cada uno conoce sus necesidades. Rodearse de unos medios confortables: dormitorio, luz, temperatura, y ropa de cama de material transpirable como la que fabrica Zizzz, son también garantías de un sueño feliz y reparador.

 

La falta de sueño

Una cosa es cierta: tenemos la necesidad fisiológica de dormir. La falta de sueño puede conducir a la hipertensión arterial, a la ansiedad, y a la depresión. Después de unas 48 horas sin dormir una persona comienza a tener alucinaciones.

 

Rutina diaria regular para los niños

Para garantizar una mayor calidad en el sueño, tanto en niños como en adultos, una buena costumbre es la adquisición de hábitos de rutina. Una hora fija para irse a la cama crean hábitos saludables y garantizan un adecuado y proporcionado descanso, sobre todo cuando están en edad escolar. Estos mismos hábitos de rutina, en el mejor sentido de la palabra, se aplica a las comidas. Es sabido que los niños necesitan más horas de sueño –entre dos o tres horas- que los adultos. El mayor crecimiento físico y desarrollo de la inteligencia en los niños se produce durante la noche, mientras duermen.

La importancia de un buen descanso resulta, por tanto, más que evidente.