Viajes en familia: cómo gestionar el jet lag de los más pequeños


Muchas parejas utilizan sus días de vacaciones para organizar largos viajes. No hay nada más agradable que pasar mucho tiempo en familia.

Aproximadamente un 70% de las parejas prefieren ir de viaje con los niños. Sin embargo, una encuesta ha puesto de manifiesto que sólo un 19% de ellos optan por viajes largos.

Hay numerosas razones que pueden justificar esto, entre ellas el miedo a los efectos del jet lag sobre los niños.

 

¿Cómo afrontan los bebés y los niños pequeños el jet lag?

Los efectos del jet lag pueden variar completamente de un niño a otro, pero, por regla general, necesitan entre uno y tres días para adaptarse al horario local. Sin embargo, a los niños pequeños puede llevarles algún día más la adaptación. 

La buena noticia es que normalmente es más fácil adaptarse al jet lag para un niño que para un adulto, porque ellos no tienen programado un reloj biológico tan marcado como el nuestro.

Sin embargo, hay algunas precauciones que podemos tomar para minimizar los efectos del jet lag. 

 

Algunos consejos a aplicar para niños y bebés:

  • Comenzar a prepararles antes de salir de viaje. Los días anteriores a la partida, es conveniente levantarles y acostarles más temprano. O más tarde, dependiendo del lugar al que se vaya a viajar y la diferencia horaria.   

  • Para conseguirlo, si desea que su pequeño se duerma más tarde, pruebe a acostarle dejando las luces encendidas. Al contrario, si quiere que se duerma antes, apague las luces más temprano de lo habitual. Todos tenemos dependencia lumínica: la oscuridad hace que aparezca más rápido la fatiga y la luz nos mantiene despiertos. Esto se debe a que la oscuridad provoca la liberación por parte de nuestro cerebro de la melatonina, la hormona del sueño.

  • Los niños son, de la misma manera, muy sensibles al horario de las comidas. Es común que los bebés se despierten durante la noche por causa del hambre. En consecuencia, no dude en ponerles en la cena más cantidad en el plato que de costumbre y elija alimentos ricos en hidratos de carbono, que ayudan a cansarles y a estar listos para irse a dormir.

  • Siempre mantenga la mente abierta a descubrir el nuevo entorno. A menudo, además del jet lag, en su destino encontrará un clima distinto, una gastronomía diferente, otro tipo de paisajes… puede que sus hijos cambien por completo sus hábitos. A veces ese hijo que siempre se levanta de madrugada empieza a dormir hasta tarde, o ese al que siempre le cuesta comer de repente se convierte en un tragón. Conviene observarles y adaptarse tomando estos cambios como puntos de referencia.

  • En la medida de lo posible, compre un vuelo para viajar de noche. Así será más fácil que los niños duerman en el avión. Será beneficioso, no sólo para usted, sino también para el resto de pasajeros del avión. Si están despiertos, nada de nervios, deles un juguete o alguna cosa para leer u hojear.

  • Para mantener a los niños despiertos a su llegada, organice actividades igual de emocionantes que las que realizan habitualmente en su día a día. Si están ocupados durante el día no tendrán dificultades para dormirse cuando llegue la tarde. Aunque a veces el viajar les sobreexcita mucho y les cuesta dormir a pesar de estar muy cansados.

  • Si los niños no quieren irse a la cama el día de la llegada, propóngales una sesión de cine o de lectura para calmarles. Cocine o deles una ración extra de sus platos favoritos y eso le ayudará a meterles en la cama.

 

Como ve el jet lag no tiene porqué ser tan terrible y es posible minimizar sus efectos si preparamos a los niños con antelación para el viaje.