Sofocos y sudores nocturnos: ¿Qué puedes hacer?

Sofocos y sudores nocturnos: ¿Qué puedes hacer?

La cantidad de sudor que emitimos depende de cada persona. El sudor excesivo generalmente es causado por hacer ejercicios muy intensos o por ropa pesada, pero igualmente la ansiedad o las pesadillas juegan un rol importante. Cada noche, el cuerpo promedio de una persona libera hasta un litro de sudor, pero este número aumenta aún más durante el verano.

No sólo es desagradable despertarse cubierto de sudor, sino que también evita que tengamos una buena noche de sueño. Nos sentimos cansados y malhumorados al día siguiente, haciendo que nuestro desempeño disminuya. Para las mujeres menopáusicas, los sofocos nocturnos ocurren de forma muy común. En este artículo, respondemos la pregunta sobre qué hacer ante los sofocos nocturnos, y si puedes evitarlos o reducirlos.

¿Por qué sudamos?

Sudar es uno de los mecanismos naturales de protección del cuerpo humano. El sudor previene que nuestro cuerpo se caliente demasiado, razón por la cual tenemos glándulas sudoríparas que producen sudor exactamente cuando nuestras células nerviosas envían una señal hacia nuestro cerebro. Muchas glándulas sudoríparas están ubicadas en la palma de nuestras manos y en la frente. El sudor se transporta a través de nuestros poros a la superficie de la piel, donde se evapora y enfría nuestro cuerpo.

Cuando ponemos a trabajar los músculos al hacer ejercicio, nuestro cuerpo consume energía. Al realizar este esfuerzo, la temperatura de nuestro cuerpo aumenta y comenzamos a sudar. La cantidad de sudor y lo rápido que comenzamos a sudar depende de qué tan a menudo nos ejercitamos. Como regla general, las personas que raramente hacen ejercicios comienzan a sudar más rápido que los atletas.

Sin embargo, durante los sofocos nocturnos, la razón del sudor excesivo parece no estar determinada. Muchas mujeres se sienten estresadas por los sofocos durante su día a día normal, lo que puede generar problemas de concentración.

Los sofocos durante la menopausia

Hasta 90% de todas las mujeres menopáusicas experimentan sofocos desagradables durante el día y la noche. Sin embargo, la frecuencia y la intensidad de estos sofocos varía dependiendo de cada mujer. Algunas mujeres, más que otras, sufren más de sofocos durante la noche.

Los sofocos en las mujeres menopáusicas pueden ocurrir entre tres y veinte veces al día. En algunas oportunidades estos duran sólo algunos minutos, pero a veces duran más. Al inicio de un sofoco, muchas mujeres primero notan una sensación de presión en su cabeza, o una inconformidad inexplicable en el cuerpo. Los sofocos usualmente suben y bajan, y afectan principalmente la parte superior del cuerpo, el cuello y la cara.

Estos sofocos se desencadenan por una dilatación repentina de los vasos sanguíneos. Esto estimula la circulación de la sangre y el enrojecimiento de la piel. La temperatura de nuestro cuerpo también aumenta y el sudor aparece. Sudar hace que la temperatura corporal disminuya y muchas mujeres sienten frío luego de un sofoco.

Los sofocos a menudo vienen acompañados de palpitaciones cardíacas. Esta es una reacción natural al incremento de la circulación de la sangre; los latidos del corazón usualmente se relajan nuevamente muy rápido. Los sofocos son más frecuentes especialmente al inicio de la menopausia, y ocurren cada vez menos con el pasar del tiempo. Luego de uno o dos años, la mayoría de las mujeres ya dejan de tener sofocos.

Causas de los sofocos

Las causas de los sofocos aún no están 100% claras. Estos se generan con mayor frecuencia al inicio de la menopausia, y son más intensos en esa etapa. Los expertos sospechan que la habilidad del cuerpo para regular la temperatura disminuye durante la menopausia, y la producción de estrógeno fluctúa con más intensidad. Se piensa que estos cambios hormonales tienen mucho que ver con los sofocos.

Otra explicación es el incremento en la liberación de hormonas de estrés, como por ejemplo, la adrenalina. Esto se da por el bajo nivel de estrógeno. La deficiencia de estrógeno parece tener una influencia sobre la habilidad cerebral del cuerpo para regular su temperatura.

Otras razones para los sofocos

Además de los sofocos que experimentan las mujeres durante la menopausia, hay otras razones por las que sudamos durante la noche.

Tiroides hiperactiva (hipertiroidismo)

La glándula de la tiroides es otra importante productora de hormonas que influencian numerosos procesos en nuestro cuerpo. Las enfermedades autoinmunes, como la enfermedad de Graves, son una típica causa de la tiroides hiperactiva. Como parte de esta enfermedad, el propio sistema inmune del cuerpo ataca la glándula de la tiroides. Esto genera que se sobreproduzcan las hormonas de la tiroides.

Las hormonas producidas por la glándula de la tiroides influencian muchas funciones corporales como la circulación, el metabolismo, y nuestro estado de ánimo. La enfermedad usualmente ocurre en personas de mediana edad, y generalmente las mujeres sufren más de esto que los hombres. Los síntomas más comunes de la tiroides hiperactiva son irritabilidad, cambios de ánimo, pérdida del cabello, latidos del corazón acelerados, sudores nocturnos, e inquietud interna.

Diabetes mellitus

La diabetes mellitus probablemente es mejor conocida como “diabetes de azúcar” y puede causar sudores nocturnos y temblores musculares. Esto ocurre en el caso de hipoglucemia nocturna (baja azúcar en la sangre). Las reacciones a la hipoglucemia usualmente disminuyen luego de poco tiempo. Sin embargo, esto puede ser peligroso, ya que las personas que sufren de hipoglucemia no se despiertan por la noche, y simplemente siguen durmiendo.

En el peor de los casos, esto puede generar un daño nervioso a largo plazo (neuropatía autonómica). Los nervios dañados también pueden incluir esos que regulan la secreción del sudor. Como resultado, las glándulas sudoríparas ya no funcionarán bien.

Es especialmente importante reaccionar a estos signos de hipoglucemia (como sudores nocturnos, temblores musculares y mareos), y consumir glucosa o una solución azucarada preparada. Además, el azúcar en la sangre debe ser medido regularmente. Idealmente dos veces al día, en la mañana y en la noche.

Alergias y sofocos

Algunas alergias también pueden causar sofocos. La fiebre del heno, por ejemplo, puede causar sudoración excesiva. Otros síntomas como rinitis, tos, o irritaciones en la piel también suelen ocurrir. El sistema inmune reacciona de forma exagerada a ciertos alérgenos y el cuerpo intenta deshacerse de ellos. Una de las formas en las que el cuerpo hace esto es sudando excesivamente.

¿Qué debería hacer en la noche durante un sofoco?

Para aliviar los sofocos en la noche, puedes hacer algunas cosas. La mayoría de estas representan cambios de vida.

  • Evitar las comidas picantes durante la noche.
  • Comer comidas fáciles de digerir (que contengan muchas frutas y vegetales).
  • Intenta evitar el alcohol y bebidas con cafeína por la noche, como té o café.
  • Préstale atención a tu peso. La obesidad y tener sobrepeso incrementa la sudoración.
  • Haz ejercicios de relajación, como yoga o entrenamientos autógenos.
  • Tu ropa debería estar hecha de fibras naturales, la ropa con fibras sintéticas o telas mixtas te hará sudar más rápido.
  • Duerme en una habitación fría y asegúrate de que tu ropa de cama esté hecha de materiales naturales como algodón orgánico.

Terapia para los sofocos

Los sofocos generalmente se tratan con cuidado, por ejemplo con preparaciones listas para usar que contienen vela de plata de uva. Además de esto, otros remedios con vegetales pueden ayudar, como la salvia, trébol rojo, soya, milenrama, y abrigo de dama. Científicamente, sin embargo, esto no ha sido probado.

Además de estos remedios, también puedes intentar hacer terapia psicológica. Por ejemplo, baños de pulpa de turba, o lavar tus pies alternando entre agua fría y caliente, puede mejorar los sofocos nocturnos. La terapia de reemplazo hormonal generalmente no es recomendada, ya que se asocia con otras enfermedades riesgosas como trombosis, cáncer de mama, y enfermedades cardiovasculares.

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